
Fracaso escolar, claves para prevenirlo o minimizarlo

¿QUÉ ES EL RETRASO / FRACASO ESCOLAR?
Según la asociación española de pediatría (AEP), el retraso escolar se define como aquella situación en la que el niño o adolescente no alcanza los objetivos académicos adecuados a su edad por un desequilibrio entre sus capacidades y la exigencia escolar.
Si el retraso escolar es repetido o mantenido se denomina fracaso escolar. En la práctica incluye a “aquellos alumnos que al finalizar su permanencia en la escuela, no han alcanzado una preparación mínima que les permita vivir de forma autónoma en la sociedad, encontrar un trabajo y organizarse de manera independiente.
La expresión más simple del fracaso escolar en la práctica incluye a los alumnos que no obtienen la titulación que acredita haber finalizado satisfactoriamente la educación obligatoria (la ESO en España) (Marchesi, A. 2000)
La falta de adquisición de conocimientos o competencias depende de muchos factores, (personales, familiares, escolares) algunos de ellos íntimamente relacionados, sobre todo en los niños más pequeños. Afortunadamente muchos de estos factores son modificables.
Para detectar de forma precoz el problema, e idealmente antes de que se produzca el fracaso escolar, sería deseable realizar una evaluación desde 3 ámbitos: familiar, académico y sanitario. Y si ya está presente, actuar de manera temprana para solucionarlo también desde esos 3 ámbitos.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL RETRASO / FRACASO ESCOLAR
1.- FACTORES PERSONALES DEL FRACASO ESCOLAR / RETRASO
Los factores personales que influyen el en rendimiento escolar de un niño son la mezcla de las aptitudes/capacidades del niño o adolescente para conseguir los objetivos académicos, las características de su personalidad y las posibles enfermedades o trastornos que pueda padecer. En parte estos factores sabemos que están biológicamente determinados, pero en muchos casos se pueden corregir o mejorar y así sacar mejor partido a las capacidades innatas del niño/a.
Hay que resaltar que la inteligencia tiene muchos ámbitos. A menudo niños que presentan carencias en las “inteligencias” que más valoramos clásicamente (matemáticas, lenguaje, etc.) destacan en otras igualmente importantes (música, arte, inteligencia emocional…). Ser consciente de estas fortalezas y reforzarlas mejorará no solo el rendimiento escolar sino también la autoestima y motivación del niño.
Aunque en determinados niveles sociales los niños pueden seguir otros sistemas educativos distintos del español, la mayoría siguen el nuestro.
Éste se basa mayoritariamente en fomentar el aprendizaje memorístico de contenidos y centra el peso en materias que en ocasiones poco tienen que ver a nivel práctico con el futuro profesional del niño. Además se acompaña de una elevada carga de deberes que dificulta la integración con otras actividades. Todo ello puede generar una dificultad en captar la atención e interés del estudiante y derivar a largo plazo en fracaso escolar. Afortunadamente a día de hoy ésta es una tendencia cambiante.
Los factores personales que se deben valorar ya que influyen en el rendimiento escolar pueden ser:
- Falta de motivación o de estudio. Es la causa más habitual y responsable de hasta el 90% de los casos de “suspensos” en la educación obligatoria. En los niños pequeños suele relacionarse con factores familiares (estructura, nivel socio-cultural, etc.) y escolares (temario, mala relación con profesorado o compañeros, etc.). En los mayores con una falta de rutinas o de interés por ciertas materias.
- Problemas psicológicos como trastornos de la conducta, trastornos del sueño, consumo de sustancias, baja autoestima, etc.
- Déficit neurológico o sensorial (problemas de visión, audición) que dificultan el desarrollo intelectual y el seguimiento de las actividades escolares
- Problemas específicos del aprendizaje. Este tipo de problemas normalmente se manifiestan de forma temprana (en Educación Primaria o incluso Infantil) y en muchos casos precisan de la intervención de profesionales especializados. Se diagnostican con test específicos para medir la capacidad intelectual en sus varios ámbitos (lectura, escritura y cálculo) y viendo la evolución del niño. Suponen un pequeño porcentaje del total del fracaso escolar.
El TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) merece especial mención como causante de fracaso escolar. Se estima que es la alteración del neurodesarrollo más frecuente de la infancia y que puede presentarse hasta en el 5-10% de los escolares. Está infradiagnosticado y por tanto a veces es común una demora terapéutica. Tiene enorme importancia su detección temprana y su manejo integral por los profesionales sanitarios, los profesores y el entorno familiar (para mayor información sugerimos el texto del Dr García Ron www.neuropediatríaytdah.com)
2.- FACTORES FAMILIARES EN EL FRACASO ESCOLAR/ RETRASO
Los padres y cuidadores son fundamentales a la hora de determinar la actitud de los niños hacia el aprendizaje.
Juegan un papel indispensable en el apoyo frente a las tareas escolares, y el afrontamiento de dificultades personales y de dificultades en el entorno escolar.
Obviamente las dificultades socioeconómicas, interpersonales o de salud en el entorno familiar tendrán un peso directo y dificultarán la capacidad de ofrecer apoyo frente a las posibles dificultades que surjan en sus hijos. Por ello solventarlas será una forma de corregir o minimizar el fracaso escolar.
3.- FACTORES ESCOLARES
La organización de los centros escolares afecta en el rendimiento escolar de nuestros niños y adolescentes. Analizarlos condicionará la detección de eventuales dificultades:
- Aspectos estructurales: organización de clases, temario, disponibilidad de equipo psicopedagógico, adaptaciones disponibles, etc.
- Profesores: juegan un papel indispensable, siendo responsables de la formación, de la motivación y de favorecer la buena relación entre los alumnos. Y, cómo no, de la identificación de fortalezas para desarrollarlas o de dificultades para intentar solventarlas
- Alumnos: en ocasiones son los propios compañeros los que interfieren en el proceso de aprendizaje, ya sea en buen o mal sentido. Es prioritario evaluar la relación del estudiante con sus compañeros para identificar rápidamente dificultades y situaciones de Bullying que pueden afectar psicológicamente al niño y a su capacidad de rendimiento escolar.
SIGNOS DE ALARMA EN EL RETRASO O FRACASO ESCOLAR
El diagnóstico de cualquier tipo de dificultad escolar requiere la actuación conjunta de familia, entorno académico y ámbito sanitario.
En este punto hay que resaltar que cada niño es único y tiene su propia velocidad y forma de aprender. Pero hay que ser capaz de identificar unos signos de alarma. Algunos pueden estar presentes incluso antes del inicio de la edad escolar.
Detectar estos signos debe inducir a profundizar en la búsqueda del problema y a dotar de ayuda especializada en caso de ser necesaria para así minimizar el grado de retraso escolar.
1.- signos de alarma a identificar por el ámbito familiar
En la primera infancia, los padres deben observar la adquisición de habilidades desde los primeros meses de vida, destacando movilidad, comprensión, comunicación, socialización, etc. y prestar atención a la visión, audición. Si los padres notan alteraciones respecto a otros niños de la misma edad o tienen dudas respecto al neurodesarrollo de su hijo, deben consultar con su pediatra (este tema lo trataremos en el blog próximamente).
En la etapa escolar la recomendación es que los padres acudan o promuevan reuniones periódicas con profesores para poner en común fortalezas y debilidades del niño y trazar un plan conjunto para maximizar su potencial. Es bueno solicitar informes para poder aportar a los profesionales sanitarios en caso de que se vaya a precisar valoración. Resaltar aquí que cuanto más precoz sea la aparición de las dificultades, mayor será la probabilidad de que exista un problema específico del aprendizaje, por lo que se debería acelerar su estudio.
En la adolescencia, además de lo anterior hay que estar alerta ante posibles conductas de consumo de tóxicos, abandono escolar, aislamiento, depresión, etc. Los trastornos psiquiátricos en adolescentes pueden iniciarse con presentaciones atípicas, por ejemplo la depresión se puede manifestar con más agresividad que tristeza. Ante la duda siempre explorar este aspecto en las revisiones con profesores y pediatra y buscar consejo profesional.
2.- signos de alarma identificables por el ámbito sanitario.
Mediante el programa de revisiones del niño sano, el pediatra de atención primaria tiene un importante papel. Realiza el seguimiento del niño e interpreta la información aportada por padres o profesores, busca posibles factores desencadenantes, indica realizar los test específicos para diagnostico si considera que son necesarios, decide si consulta con otros especialistas (servicio de Salud Mental, oftalmología, logopedia, etc.) y coordina cuando sea necesario a padres, profesores y a otros especialistas sanitarios en el manejo integral del niño o adolescente.
3.- signos de alarma identificables por el ámbito escolar.
Mediante las evaluaciones periódicas del alumno que se realizan por los equipos escolares y que es deseable que sean coordinadas y versen sobre el máximo de áreas posibles, se expondrán las alteraciones detectadas por profesores o el resto del equipo.
Después se traslada esta información a los padres y se propone un plan conjunto para abordar el problema.
En caso de que el equipo escolar sospeche que pueda existir un déficit neurológico o un trastorno específico del aprendizaje debe solicitar un “Informe de capacidades intelectuales”, a realizar por los equipos de orientación educativa y psicopedagógica (EOEP).
Estos equipos realizan una evaluación psicopedagógica y dictamen de escolarización, donde se analizan las capacidades del niño en base a aspectos verbales, numéricos, conceptos abstractos y memoria y que es la base para dar las recomendaciones para el abordaje del niño. Una vez reunida toda esta información, será el momento de diseñar el itinerario formativo mejor adaptado a cada caso.
MANEJO DEL NIÑO CON RETRASO O FRACASO ESCOLAR
La detección temprana del retraso escolar es indispensable para conseguir los mejores resultados, idealmente antes de los 8 años por la llamada plasticidad del cerebro o capacidad de adaptación cerebral.
La labor de los actores implicados sobre el niño con retraso o fracaso escolar debe ser
1.- ACTUACIÓN DE PADRES Y DOCENTES:
- motivar al niño
- presentar el aprendizaje y el entorno escolar como algo positivo
- generar rutinas que ayuden al niño a mantener la motivación
- vigilar el entorno social del niño y solventar las dificultades en la interacción con sus compañeros u con otros elementos detectados
- derivar al niño al EOEP que le corresponda para valorar la necesidad de tratamiento o apoyos específicos.
2.- ACTUACIÓN DEL PEDIATRA
- Detectar enfermedades, déficit sensoriales, alteraciones del sueño, trastornos psicológicos, etc. y
- Derivar a los especialistas (neuropediatra, psiquiatra o psicólogo infantil, ORL, oftalmólogo…) si es necesario
- Coordinar a especialistas sanitarios con familia y colegio
En España existen programas para prevenir o solventar de forma precoz el fracaso escolar. Son los llamados programas de intervención temprana en la infancia en la franja de edad de 0 a 6 años y que van dirigidos a niños que sufren trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos por formar parte de un grupo de riesgo (grandes prematuros, niños con déficits sensoriales..). Su objetivo es detectar y dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades (transitorias o permanentes) de estos niños.
Cuando se detectan dificultades específicas del aprendizaje (TDAH u otras) diagnosticadas con los correspondientes informes médicos e informes de capacidades intelectuales emitidos por los EOEP, estos programan una reunión con el tutor o jefe de estudios para informarle de la situación y trasladarle las recomendaciones específicas y personalizadas para el niño.
Los colegios están obligados por la legislación española (Ley de Educación de Mayo 2006) a dar apoyo a sus alumnos con necesidades educativas especiales usando medidas de apoyo ordinarias (clases individuales de refuerzo en materias concretas) o significativas (adaptando el contenido de las materias, la forma de evaluar…)
Sin embargo en muchas ocasiones los colegios no están preparados para adaptarse a las necesidades de los casos más severos de dificultades en el aprendizaje. En esos casos debe plantearse escolarizar al niño en un centro que pueda sacar el máximo de su potencial y cuente con los medios para hacerlo. No hay que percibirlo como un fracaso, sino una oportunidad para que el niño pueda desarrollarse de la mejor manera dentro de sus capacidades.
Cuando no hay dificultades específicas de aprendizaje los padres y profesores deberán diseñar un plan de abordaje que consiga motivar al niño y permita completar su formación, orientándola al ámbito que más se adapte a sus capacidades.

RECOMENDACIONES A PADRES PARA PREVENIR O MINIMIZAR EL FRACASO ESCOLAR O RETRASO
– Genera rutinas de trabajo en casa, con horarios de estudio y de descanso
– Fomenta la afición a la lectura desde edades precoces: en un sistema educativo memorístico como es el nuestro, la comprensión lectora es esencial y le ayudará a asimilar conocimientos rápidamente
– Utiliza el refuerzo positivo como herramienta de motivación, elogiando el tiempo dedicado al estudio y los resultados obtenidos. Es más efectivo elogiar el esfuerzo y los pequeños logros que etiquetar al niño que está presentando malos resultados
– Identifica los temas que interesen al niño y profundiza en ellos de una manera práctica.
– Evita utilizar juicios y castigos que no tengan un fin concreto. Mejor recurrir a “retirada de privilegios” (TV, videojuegos, etc.) de forma inmediata.
– Mantén reuniones periódicas con sus profesores. De esta manera los posibles retrasos en el aprendizaje no se mantendrán mucho tiempo y serán más sencillos de abordar. Es importante fijar objetivos en las reuniones y transmitir una idea de colaboración que facilita un buen ambiente general.
– Fomenta el deporte y actividades de ocio (no necesariamente organizadas), ya que le pueden ayudar a encontrar actividades aptas para un futuro profesional fuera de lo que se incluye habitualmente en los temarios académicos. Hay muchos tipos de inteligencia y niños que destacan en ámbitos menos valorados en el colegio y que pueden frustrarse y desaprovechar su talento si no se descubren sus capacidades
– Comunícate con el niño acerca de contenidos académicos preguntándole lo que ha aprendido en clase y supervisa sus deberes cuando los niños son pequeños intentando dirigir el estudio de forma práctica ya que al principio no tienen claro el temario de examen, el modo de evaluación o las técnicas de estudio más efectivas, por lo que es ideal poder ayudarles para facilitar el proceso. En ningún caso significa hacer las tareas por el niño aunque se consideren demasiados o se presente algún problema concreto. En ese caso mejor hablar con los profesores. Según el niño adquiera las capacidades de estudio se irá haciendo más independiente. Pero aun así es recomendable ayudarle cuando lo solicite para que el niño se sienta apoyado. Con ello identificas posibles dificultades y te mantienes al día de su progreso de cara a las reuniones con profesores.
– Interésate sobre el entorno escolar: cómo es el ambiente en el colegio, cómo percibe el niño las actitudes de los profesores y de sus compañeros… Y si identificas alguna incidencia reúnete con sus profesores para identificar si existen problemas reales y abordarlos si es necesario. No deberías criticar al profesor ni desacreditarle delante del niño, ya que no aportaría ningún beneficio.
– Elige el colegio que mejor se adapte a las características del niño. No siempre es cierto que por asistir a un colegio más exigente tu hijo va a estar mejor formado para un futuro trabajo. En ocasiones eso puede ser contraproducente si se siente frustrado por un alto nivel de exigencia. En ocasiones colegios más pequeños y “familiares” facilitan un trato más directo y generan mayor relación entre familia y profesores. Por ello es una decisión que debe ser individualizada en cada caso.
IMPLICACIONES DE REPETIR CURSO
En España, la tasa de repetición de curso es de hasta el 30%. Se ha demostrado que repetir curso no suele conllevar resultados académicos positivos en años posteriores. Lo ideal es prevenir llegar a esta opción mediante una comunicación constante con el colegio e implicar al alumno antes de llegar a este punto, que se adoptará en caso extremo.
Si finalmente el niño repite curso, no debe esperarse un cambio en su rendimiento sólo por ello. En muchos casos por ser “repetidor”, los compañeros y a veces los profesores, pueden cambiar la actitud hacia ellos.
Es indispensable apoyar al alumno en todo momento, que perciba que se le apoya, y debe transmitírsele que no se ha tirado la toalla con él (si lo hacen padres y profesores, él lo hará también). De nuevo se requiere reforzar su autoestima.

Bibliografía
- Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2006-7899)
- En Familia. Asociación Española de Pediatría. ¿Qué es el retraso escolar? ¿y el fracaso escolar?
- En Familia. Asociación Española de Pediatría. El fracaso escolar.
- Cómo conseguir que tu hijo apruebe. Experiencias de un padre esforzado. Olegario Llamazares
- Manual de neurología Infantil, Verdú. Ed. Panamericana